martes, 1 de octubre de 2013

Aprendamos a leer y escribir una vez mas


Cada época tiene su lógica, dice Virilo, pero lo que en realidad es difícil de entender es cuánto tiempo nos tomamos los educadores para entender esa lógica.
Hoy en día seguimos creando proyectos de aula bajo nuestra lógica sin considerar que los alumnos que tenemos en el momento aunque tengan nuestros mismos intereses y nuestras mismas motivaciones manejan una lógica diferente.

Esta es la posmodernidad y de acuerdo todos somos parte de la posmodernidad, aún no hay alumnos que no pertenezcan a ella pero la realidad es que la forma de representar ha cambiado y con ello la lógica de la realidad.
En el sigloXVIII las manifestaciones lógicas de comunicación fueron la pintura , el grabado y la arquitectura. Una lógica basada en la imagen,  en lo visual. El siglo XVIII es el siglo de la Ilustración, es el momento en que nace la modernidad , de todas las trasformaciones políticas, sociales, culturales que tienen lugar en este periodo es importante notar como la estética específicamente manifestada en la imagen es la lógica de la comunicación de las ideas y la forma como los humanos comprenden y explican los fenómenos relacionados con  lo que los rodea. Es cuando se empieza a tomar en cuenta al individuo creador de representaciones, se fortalece la disociación entre la razón y los sentidos y se desarrolla  esa capacidad de conocimiento en oposición a quien lo niega que es la sensibilidad o las representaciones de la realidad a partir del proceso de información que hace el individuo.
La comunicación de saberes y de realidades se realiza de otra forma es así como se  organizan exposiciones. Los salones tienen como efecto una masa de gente que se comunica contemplando y valorando información visual en este caso las obras de arte. La experiencia estética y visual del siglo  XVIII se convierte en una experiencia que cubre la existencia humana en sus distintos niveles.

En el sigloXIX denominado  la era de la lógica dialéctica. La comunicación se fundamenta en la imagen que empieza a ser trasformada y manipulada, la invención de la videografía, la holografía y la infografía se apoderan de una c
comunicación así como de la imagen,  pero en una nueva realidad.

Las demandas siglo tras siglo son diferentes, las intenciones de comunicar son superiores a las letras y los números , estos ya no son suficientes y en el siglo XXI, la tecnología deja de ser un instrumento  y se convierte en un lenguaje para la acción.
Nuestros niños comprenden que la tecnología y los artefactos son elementos prácticos que los llenan de posibilidades para comunicar. Ya no son receptores pasivos de comunicación sino que se convierten en activadores y modificadores de esas informaciones. Se involucran en la forma de comunicar y esperan poder ser creadores de las comunicaciones.
Esto significa que la lógica de la época actual tiene que ver con la posibilidad de realizar simulaciones y no con la representación pasiva de la realidad. Nuestros niños están pensando en la construcción de otras realidades a partir de las informaciones que tienen y   a las que acceden , lo que debemos propender entonces es  por que los niños representen  trascendiendo los número y las letras   y le incluyan imágenes de síntesis manipulables, recreables, producto de su análisis y síntesis de información por medio de la tecnología.

Así proyectos cotidianos como las  bibliotecas de aula trascienden como un buen proyecto trasversal cuando estos elementos  se involucran
Las narrativas que incluyen procesos de acercamiento a la lectura y a la escritura deben estar en igualdad de condiciones que todo el tipo de información que les llega a los niños es decir ser igual de  atractiva, sin pretender que ningún medio de información se privilegie sobre otro, por eso la lectura que requieren nuestros niños   debe ser competitiva, debe ir  más allá del texto.

Los nativos digitales involucrados en un proyecto trasversal como las bibliotecas de aula esperan el acceso a la lectura y a la creación textual escrita igual a todo lo que les rodea, es decir con experiencias interactivas,  y eso deber ser una biblioteca de aula para nativos digitales en el siglo XXI.

Las nuevas experiencias de la lectura deben considerar el uso de la tecnología no solo con los elementos multimedia que puede proporcionar sino con la participación activa de un lector que se apropia del texto. Estamos hablando de desarrollar un proyecto que tome elementos de la narrativa trasmedia y permita a los niños apropiarse de los textos para crear a partir de ellos por medio de imágenes.

Las bibliotecas de aula son un proyecto maravilloso que por  años ha dado  resultados y experiencias gratificantes, por eso mismo no debe ser abandonado sino adaptado a las necesidades de los nuevos lectores.  La sugerencia es que en lugar de acumular libros que en los tiempos modernos cada vez se vuelven un lujo en la medida en que son costosos y cada vez  nuestra política de medio ambiente  hace que no acudamos a ellos como la primera alternativa, recurramos a presentarle al estudiante una posibilidad de lectura por medio de su participación activa con centros de documentación que le permitan crear sus propios textos, sus propias narrativas. Muchos profesionales hacen grandes investigaciones, tienen experiencias científicas maravillosas pero carecen de la posibilidad de comunicar,  casos así son los de la NASA quien contrató al guionista Syd Field para que sus científicos relataran sus descubrimientos de manera apropiada. Otro ejemplo es de los Think Tanks centros de estudio e investigaciones responsables de la estrategia de los partidos republicano y demócrata estadounidense han  cedido sus espacios a especialistas como Frank Luntz o el neurolingüísta George Lakoff o para que les colabore en la elaboración de comunicados productivos y textos seductores porque a pesar de contar con miembros absolutamente brillantes, estos no logran expresar lo que desean por medio de la creación textual. La industria cinematográfica necesitan contratar creadores de textos para las películas y los videojuegos que producen y así la lista sigue porque simplemente no saben crear textos.

Las bibliotecas de aula deben abrir espacios a  una relación activa con lo que conocemos como centros de documentación donde los alumnos aprendan a registrar sus hallazgos y experiencias por medio de la información de la que disponen y de la manipulación de la misma para mejorarla o perfeccionarla por medio de nuevos métodos y nuevas didácticas. Así que aprendamos a leer y escribir una vez más.