jueves, 11 de abril de 2013

´Mis estudiantes sí tienen estilo






Uno entra al aula y se encuentra con la diversidad de la moda, de los peinados, de los  colores de uñas y no ha de faltar el estilo retro, pero el estilo que realmente debe importarnos como profesores es otro.

Piense usted en ese estudiante  activo, aquel que se involucra con las experiencias nuevas, le gusta y valora los acontecimientos y tiende a actuar primero y luego pensar. Ese estudiante que es animador, improvisador, arriesgado y espontáneo; que dinamiza su clase y le saca la primera sonrisa en la última clase, de la última hora, del último día de la semana.

 Usted continúa su clase mas dispuesto y animado,  mira después a la otra esquina y se encuentra con el observador, aquel estudiante que mira su propuesta  desde diferentes perspectivas. Aquel que recoge cada uno de los datos que usted brinda, es mas lo interrumpe para que se los dicte con exactitud y los analiza detalladamente  antes de llegar a la conclusión. Es  ese estudiante reflexivo. Observador, paciente, detallista, investigador y asimilador, que transcurridos unos 5 minutos de la explicación dada le pide que repita para precisar la información. Pacientemente usted ha repetido todos y cada uno de los datos solicitados y retoma.

Continúa su clase y aparece aquel, el  estructurado, disciplinado, ordenado buscador de hipótesis y teorías que elabora un discurso teórico complejo, pero bien fundamentado. Ese le pone en problemas, pero como prioriza la lógica y la racionalidad, usted sale adelante y la clase no se altera, sólo pasó por un mal momento, por el momento del  teórico.

Adelantada la clase, casi lleno el tablero, por si usted es de los profesores que aún usa el tablero sin ánimo de criticar sino de admirar,  aparece el estudiante apegado a la realidad, el rápido y organizado, el seguro de si, solucionador de problemas y planificador de nuevas acciones, es el que usualmente llega a la conclusión antes que usted y le encuentra aplicación práctica al tema sobre el que usted avanza. El pragmático ese estudiante que prueba ideas, teorías y técnicas nuevas, ese estudiante  apegado a la realidad, experimentador eficaz y realista que siempre preguntará - pero Profe, así en la vida práctica eso ¿cómo para qué sirve?-

Se han acabado los 50 minutos de su clase y hoy avanzó pero en el conocimiento de los estilos de aprendizaje de sus estudiantes. Ellos no solo se visten distinto, se sientan diferente, se saben diferentes, sino que tienen preferencias para asimilar las experiencias y consolidarlas en aprendizajes. 

Los estilos de aprendizaje son “los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores de cómo los estudiantes perciben, interaccionan y responden en ambientes de aprendizaje”. Keefe (1988).
El estudio de los estilos de aprendizaje  se afirma  inició durante la década de los 70 desde una perspectiva psicológica cognitiva. Aunque el concepto en realidad se viene trabajando desde mucho tiempo atrás desde Hipócrates tiempo en el que se consideraban los diferentes tipos de humor o sensaciones para determinar las características bajo las cuales se realizaba el procesamiento de la información.
Los estilos de aprendizaje y su revisión pretende implementar estrategias de enseñanza sobre los criterios de procesamiento de información que tienen los estudiantes  (Sánchez 2002).
Los estilos adquieren importancia cuando se trata de entender porqué estudiantes enfrentados a las mismas condiciones de aprendizaje no los logran estabilizar de la misma forma, es mas en algunos casos no estabilizan el aprendizaje.
La educación ha generado estrategias para minimizar esta situación, aunque sigue  prefiriendo métodos tradicionales de enseñanza. En pocos casos se observan, por ejemplo,  la realización de actividades de aprendizaje en grupos pequeños (Bonals, 2005; Exley y Dennick, 2007), la secuenciación de contenidos desde  lo particular hasta lo general (Bermúdez y De Longhi, 2006; Zapata Ros, 2005), y el aprendizaje basado en problemas (Santillán Campos, 2006; Torp y Sage, 1999).  Entre otros, que privilegian la existencia y desarrollo de las condiciones que rodean el aprendizaje pero descuidan de alguna manera o por lo menos no consideran que los individuos que aprenden tienen diferentes formas de acercarse a las informaciones, además de que no realizan los mismos tipos de procesos cognitivos para aprender así como tampoco para decodificar la información. 

A partir de los años 90 se logró el máximo  el desarrollo de los  estilos de aprendizaje. Actualmente predominan dos líneas de investigación: el modelo anglosajón de Fólder y Silverman y  el modelo europeo de Alonso García, Gallego quienes se basan en los estilos propuestos por Honey y Mumford que son cuatro: activo, reflexivo, teórico y pragmático. A partir de esta descripción Alonso, Gallego y Hoey 1992 crean una lista de características que determinan con claridad cada estilo y que corresponde al cuestionario que ellos llamaron “Honey – Alonso


No es que el método para enseñar o para evaluar de acuerdo con el estilo produzca el aprendizaje de forma espontánea, pero es indiscutible que activa las posibilidades para aprender. Que los estudiantes conozcan cuál es su estilo para aprender y que el profesor reconozca las diferencias individuales de sus estudiantes, debe propender y fomentar el diseño de clases, guías y evaluaciones más productivas e integrales que garanticen para todos los estudiantes igual posibilidad de desempeño y de manejo de la información.

Está en nosotros como profesores identificar el estilo de aprendizaje del diverso grupo de alumnos que asiste a nuestras clases, y esta en nuestros estudiantes la posibilidad de reconocer y reflexionar sobre los estilos por aprender y propender por adquirir modificar o implementar estilos para aprender.

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