Las escuelas no son para
los niños
Por: Erika Cifuentes
La
guerra, los conflictos y las diferencias acompañan a la humanidad desde su origen.
La guerra de los Cien Años (1337-1453) prolongado conflicto armado entre los
reyes de Francia y de Inglaterra de raíz feudal, La Revolución francesa (1789-1799) conflicto social
y político con diversos periodos de violencia que convulsionó Francia y Europa.
La primera guerra mundial y La
Segunda guerra mundial han sido los conflictos armados mas
grandes y sangrientos de la historia, mas de 70 países participando en combates,
La Guerra Fría (1947-1991), la Guerra de Vietnam
(1964-1975) también llamada la
Guerra de Indochina, La guerra del Golfo Pérsico (1990-1991),
la invasión de Irak de 2003 que marca el inicio de La Guerra de Irak, conflictos
como los de Siria y Egipto siempre han afectado a la escuela.
Se
entiende por escuela lo que varios tribunales internacionales definen como
edificios o instituciones dedicadas a, o destinadas para, la educación. Estos lugares no están limitados
a gobierno, es decir dependientes del carácter público o privado que las
acompañe, son simplemente los lugares donde se educa a los niños e incluye a
todos los lugares dedicados a la educación ya sea preescolar, la educación
superior, la formación profesional, o lugares dedicados a aumentar la
alfabetización y la aritmética o la prestación de instrucción científica o
técnica.
Las
escuelas en tiempos de conflicto armado han sido utilizadas para almacenar
armas, municiones y otros equipos militares o han sido ocupadas parcialmente, compartiendo con los
estudiantes que intentan continuar sus estudios junto a los hombres armados.
Han
sido utilizadas como cuarteles como lo
afirma un profesor de un colegio de Alepo “El
Ejército Sirio Libre (ESL) ha utilizado las escuelas en Alepo como cuarteles
generales y bases para sus soldados; por ese motivo el régimen las ha
bombardeado”. En Jharkhand, India, los
combatientes maoístas han afectado muchas escuelas con sus bombardeos, 8 de
los salones de la escuela fueron utilizados para los combatientes y solo en dos se seguían dictando las clases;
la sociedad asumía la presencia de los soldados, pero cuando se mudaron a la
escuela se empezó a temer por un ataque a la misma, razón por la cual las
madres empezaron a dejar de enviar a sus hijos a la escuela. No había separación
entre los salones de la escuela y los salones tomados como cuartel.
En una escuela en Tailandia, las madres
retiran a sus hijos de la escuela que había sido parcialmente ocupada por las
fuerzas paramilitares durante dos años, marzo de 2010.
La destrucción de
edificios escolares en India es otro tema que preocupa, se destruyen edificios escolares a pesar de su propio
reconocimiento del hecho de la ocupación policial de los edificios escolares y
el uso de estos campos para la realización de operaciones contra naxalitas “...
En cuanto a la destrucción de las escuelas utilizadas por CRPF
[gobierno paramilitar] con sus campos, ni el pueblo ni nuestro Partido piensa
que es un error”. Las escuelas, una vez que están ocupadas por estas fuerzas,
se transforman en salas de tortura y campos de concentración y no hay esperanza
de que una vez más sean utilizadas como
escuelas en el futuro próximo ... La educación de los adivasi [las comunidades
indígenas] no se ve afectada por la destrucción de los edificios escolares
utilizados por las fuerzas de seguridad, sino por la destrucción de pueblos
enteros ... por la policía estatal, las fuerzas paramilitares y Salwa Judum [a grupos de
vigilantes-patrocinados por el estado para eliminar maoísta] goondas [matones]
con el apoyo de la policía activa, el daño a las escuelas es entonces un daño a
la sociedad.
Pero no
nos vayamos tan lejos en Aguadas
Caldas como para no citar la multitud de pequeños territorios nacionales
que han sufrido situaciones similares, la guerrilla desaloja poblaciones. Con la guerrilla encima los pobladores prefieren
salir del lugar, dejar atrás tierras cultivadas, casas y por supuesto la
escuela.
En muchas
ciudades del mundo las escuelas son atacadas durante los conflictos armados o
son ocupadas como refugios de combatientes por largos periodos de tiempo
desplazando a sus verdaderos dueños, los niños. Los estudiantes que asisten a
clases junto a las tropas en las escuelas ocupadas a menudo están expuestos al
abuso físico, sexual y verbal por parte de las tropas dentro de la escuela.
Además de los efectos físicos, la destrucción de la infraestructura de las
escuelas también puede resultar en trauma, ansiedad y desaliento[1].
Las escuelas y
otras instalaciones educativas están protegidos por las dos ramas del derecho
internacional: el derecho internacional humanitario y la normativa
internacional de derechos humanos. El derecho internacional humanitario, o las
leyes de la guerra, proporcionan protección a los bienes de carácter civil,
como edificios escolares de todas las partes en un conflicto armado. Y como
derecho humano, que es aplicable en
tiempos de guerra y paz, se establece el derecho a la educación.
Estos derechos
fundamentales son con frecuencia violados en situaciones de conflicto y más en
aquellos que son de orden interno, es decir que no alanzan la magnitud de
internacionales sino que responden a rebeliones internas, grupos guerrilleros o
minorías al margen de la ley, casos comunes en Afghanistan,
Burma, África central , Colombia, República del Congo (DRC), India, Iraq, Israel,
la ocupación de territorios palestinos, Libia, Paquistán, Filipinas, Somalia,
Sudan, Tailandia y Yemen. En la mayoría
de estos casos no existen leyes internas o propias de cada Estado que permitan
la regulación o custodia de las escuelas en situaciones de conflicto armado.
Human Rights sugiere que
todos los estados deberían contar con legislaciones propias y fuertes que
prohíban los ataques y usos inadecuados de las escuelas en tiempos de conflicto
armado; que deberían contar con regulaciones para que los militares consideren
las escuelas como lugares prohibidos como objetivo militar; así como un
entrenamiento especial para las fuerzas militares que les otorgue la capacidad
para proteger las instalaciones educativas como bienes comunes. HRW trabaja fuertemente
en la posibilidad de considerar la intromisión en las escuelas
como un crimen de guerra
A pesar de
los múltiples esfuerzos por preservar la escuela, en circunstancias de
conflicto armado pocas veces se logra incluir este hecho en la judicialización
de culpables de crímenes de guerra, por ejemplo, en abril del 2008, el Tribunal
del Estado de Bosnia-Herzegovina encontró a Pasko
Ljubicic culpable de crímenes de guerra contra la población civil y lo
condenó a 10 años de prisión, a raíz de la aceptación de un acuerdo entre las
partes. Ljubicic, un ex alto oficial de la policía militar del Consejo Croata
de Defensa en el centro de Bosnia durante el conflicto de los Balcanes en la
década de 1990, fue responsable de, entre otras muchas cosas, de la implementación
de un batallón de la policía militar para atacar a un pueblo bosnio-musulmán
durante el cual una escuela primaria musulmana fue quemada.
Otro individuo
acusado por el TPIY
de crímenes relacionados con las instituciones educativas en Serbia, fue Vladimir
Kovacevic. Fue acusado por su papel como comandante del Tercer Batallón del
Ejército Popular Yugoslavo en el bombardeo de la ciudad croata de Dubrovnik el
6 de diciembre de 1991, incluyendo un cargo específico por la "destrucción
o daño deliberado a instituciones dedicadas a la educación ..." por daños
a un centro universitario de posgrado, un jardín de infantes, dos escuelas y un
centro de educación musical. Una vez que
el caso estaba en los tribunales nacionales, los cargos específicos de daños a
las instalaciones educativas desaparecieron y aunque la acusación del fiscal de
crímenes de guerra serbio se refirió explícitamente a los daños causados a las instituciones educativas, Kovacevic fue
acusado de manera más amplia para un "crimen de guerra contra la población civil ", en línea con la ley penal
nacional, que carecía de un cargo específico para la destrucción de las
instituciones dedicadas a la educación.
Todos los países
deberían reconocer la importancia de la escuela. La mayoría ha aceptado
tácitamente la prohibición de atacar escuelas en virtud del derecho internacional
humanitario y las notas consagradas y redactadas en términos generales del
derecho a la educación en sus constituciones. La cuestión es si los países
comprometidos con estos principios están dispuestos a ir más allá y tomar medidas que demuestren un verdadero
compromiso con sus hijos. Esto significa hacer explícita en su legislación penal
y militar que los edificios escolares no
se utilicen con fines militares y esto sea considerado un crimen de guerra. Del
mismo modo, los reglamentos militares, los manuales y normas de intervención
deberían desalentar el uso de las escuelas para establecer tropas.
Las guerra evolucionan,
los conflictos armados se fortalecen, el uso de la fuerza es cada vez mas
frecuente pero la protección para los niños disminuye en tiempos de guerra. Aunque
suene pretensioso el único lugar seguro para los
niños en tiempos de guerra es la escuela. Allí podrían ser protegidos
cuando no se conoce quién es el adversario, la permanencia de los niños en otras actividades
durante el conflicto armado podría mantenerlos aislados de convertirse en
portadores de fusiles o de convertirse en atacantes suicidas, la escuela evitaría
que fueran presas políticas al no
involucrarse con grupos armados, además de minimizarse los daños psisociales que un conflicto armado genera.
La escuela seria un territorio seguro para protegerlos
del conflicto, dejarían de convertirse en amenaza para la seguridad nacional o territorial. Manteniendo
a los niños ocupados en las escuelas estarían protegidos de tratos degradantes y
abusos a los que son sometidos en tiempos de guerra, se evitaría su
reclutamiento, dejarían de estar enfrentados a la intimidación cuando se presume
que sus familias están involucradas en el conflicto, dejarían de ser victimas
de armas explosivas y químicas, dejarían de ser aislados de sus familias,
Los niños
dejarían de sufrir violaciones, esclavitud sexual, matrimonios forzados,
inmovilizaciones dolorosas, vendajes.
Dejarían sencillamente de ser vendidos y comprados,
Existen
esfuerzos significativos por incluir en tratados internacionales, en
normatividades estatales, en planes gubernamentales acciones para la protección
de los niños durante el conflicto armado, esfuerzos que merecen mi admiración y
apoyo anónimo, pero mientras los
crímenes contra las escuelas no sean considerados en la magnitud del daño que generan
a la cultura, el desarrollo y el
bienestar de un Estado seguiré pensando que las escuelas no son para los niños.
La guerra es muy complicada y en esencia irracional de ahí que no haya ningún punto de vista lógico que la avale. Si se mira el mismo caso desde la fe -afortunados los que gozan de ella- se encuentran circunstancias parecidas, templos utilizados como cuarteles. Y si se mira desde el hogar, es igual casas utilizadas como refugios, cuarteles o cárceles bueno y qué decir de los hospitales.La guerra es cruel y desalmada, la afectación que esta tiene para los niños es innegable porque no solo les niega la posibilidad de "educarse" sino porque les niega la posibilidad de soñar. Somos tan absurdos que hablamos de humanizar la guerra, la guerra es inhumana por antonomasia, por lo que el daño que causa en los niños es incalculable. Me encantó la reflexión pero en todo caso, yo preferiría que no hubiera guerra y en caso de que haya preferiría que los niños estuvieran en sus casas con sus papás, no en la iglesia y no en la escuela, porque creo que en cualquier caso no se sentirán tan seguros como junto a sus padres.
ResponderEliminarBueno creo que entré en un monologo innecesario pero me llegó al corazón la reflexión.
Saludos.